Aunque muchos estudios han demostrado los efectos negativos que tienen el estrés, la ansiedad o la depresión sobre la salud cardiovascular, poco se sabe de lo que ocurre en el caso contrario. Recientemente, un estudio realizado por la Escuela Pública de Salud de Harvard (EEUU) revela que las personas optimistas tienen un corazón más sano.
En una revisión de más de 200 artículos previos, los investigadores encontraron que ciertos aspectos psicológicos como el optimismo y las emociones positivas minimizan los riesgos de sufrir infartos, ictus y otros accidentes cardiovasculares. «Hemos visto que factores como la felicidad, el optimismo o la satisfacción con la propia vida reducen el riesgo de enfermedades del corazón, independientemente de otras características como la edad, el status socioeconómico o el peso», explica Julia Bohem, una de las autoras del trabajo que se publica en la revista Psychological Bulletin.
Para entender mejor las relaciones entre la salud psicológica y la cardiovascular, los investigadores analizaron la asociación con otros factores indirectos. Los resultados mostraron que, en general, las personas que se sienten satisfechas con su vida también tienden a adoptar hábitos más saludables: practican ejercicio diariamente, siguen una dieta sana y duermen un número de horas aceptable. Además, las personas con actitudes más positivas suelen tener menor presión sanguínea, cantidades de lípidos en sangre dentro de los niveles estándar y un peso corporal normal, todo ello factores que minimizan el riesgo de accidentes cardiovasculares.
Una de las herramientas más eficaces de las que disponemos también para llegar a un buen grado de optimismo es la risa. Reír es beneficioso para la salud por varios motivos. Por un lado, el humor reduce las hormonas del estrés. Además, una carcajada intensa aumenta el ritmo cardíaco, estimula al sistema inmune, potencia el estado de alerta y nos hace ejercitar los músculos. Sin olvidar que al reírnos aumentan los niveles de endorfinas, el anestésico natural del cuerpo.
Es más, incluso después de «echar unas risas» el organismo sigue notando sus efectos. Tras reírnos, hay un breve período durante el cual la presión sanguínea baja y el corazón se desacelera.
Es más, incluso después de «echar unas risas» el organismo sigue notando sus efectos. Tras reírnos, hay un breve período durante el cual la presión sanguínea baja y el corazón se desacelera.
Ya lo sabes…Adopta una actitud positiva ante la vida!