El estudio demuestra que las arrugas permite coger mejor objetos húmedos o bajo el agua
Agencias Madrid 9 ENE 2013 – 16:49 CET36
«Si el sistema nervioso está controlando activamente esta conducta en unas circunstancias y no otras, es obvio que existe una función específica que el sistema evolutivo ha seleccionado», explica Tom Smulders, responsable de la investigación. El estudio también señala que estas arrugas pueden haber beneficiado a nuestros ancestros, pues les ayudaban a recolectar alimentos de vegetación húmeda o en arroyos. «Y observando nuestras plantas de los pies, llegamos a la conclusión de que su arrugamiento nos permitía correr mejor bajo la lluvia», añade Smulders.
El estudio desmonta también la vieja creencia de que este efecto en los dedos es el resultado del paso del agua a la capa exterior de la piel, lo que provocaría que se hincharan y arrugaran. Los investigadores demuestran que se trata de un proceso activo en el que los vasos sanguíneos se contraen como una respuesta natural del sistema nervioso.
Una de las preguntas que quedan, sin embargo, sin contestar es la de por qué no tenemos los dedos arrugados todo el tiempo, incluso cuando no se encuentran en el agua. «Nuestras primeras teorías apuntan a que esto podría disminuir la sensibilidad en las yemas de nuestros dedos o incluso aumentar el riesgo de daño al coger objetos», comenta Smulder.
Fuente: wellness-uptodate