Partiendo de que la actividad física es beneficiosa para la salud y de que cualquier persona debería ejercitarse, debemos de saber lo que aporta cada ejercicio, en función de lo que queramos conseguir.
Estos dos conceptos se refieren al modo en que el organismo obtiene la energía, teniendo en cuenta que en cualquier ejercicio siempre hace falta el oxígeno, sí podremos decir que un determinado ejercicio es más aeróbico o más anaeróbico. Siendo con necesidad de oxígeno, entonces hablaremos de ejercicios aeróbicos, o sin necesidad del mismo, siendo entonces un ejercicios anaeróbico.
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Ejercicios aeróbicos:
Larga duración y de media o baja intensidad. Quemamos hidratos y grasas y así obtener energía, y para ésto, el organismo necesita oxígeno. Solemos realizarlos para perder peso, a demás de resultar muy beneficioso para el sistema cardiovascular. Ejercicios aeróbicos son correr, montar en bici, nadar, entro otros.
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Ejercicios anaeróbicos:
Poca duración y alta intensidad. No se necesita oxígeno porque la energía ya se consigue por otros medios, como pueda ser la glucosa. Este tipo de ejercicios son beneficiosos para la tonificación del sistema músculoesquelético. Ejercicios anaeróbicos son pesas, carreras de velocidad y Pilates.
Escoger el tipo de ejercicio que queramos realizar dependerá de lo que queramos conseguir, aunque desde nuestro centro siempre recomendamos (siempre que la persona no tenga alguna contraindicación) la realización alternada de deportes tanto aeróbicos como anaeróbicos, para mantener un adecuado equilibrio físico y psíquico, porque no olvidemos, la práctica deportiva nos hace sentir bien en todos los sentidos y además es beneficioso para el cuerpo y la mente.