Yoga al atardecer, la mejor manera de concluir el día.

De modo temporal (como todo en esta vida, por filosofar un poco) voy a encargarme de nuevo de las clases de la noche 20’30-22’00, lunes y miércoles. Procuraré hacerlo lo mejor que pueda.

Se trata de una buena ocasión, sobre todo ahora, que por mor del solsticio de verano, los días se van prolongando. A esas horas estamos viendo cómo la luz del día se extiende de modo paulatino hasta casi el final de la clase.

Tradicionalmente se ha considerado el amanecer y el atardecer como los momentos idóneos para la práctica del yoga (en realidad, para cualquier práctica de desarrollo personal). Si bien, al ser tan beneficioso el yoga, cualquier momento es bueno para practicarlo.

La práctica del yoga a estas horas vespertinas es ideal después de una larga y dura jornada laboral, cuando por los diferentes imperativos del día, nuestra mente está todavía muy activa, y necesitamos apaciguarla antes de retirarnos a descansar y repararnos para la siguiente jornada.

El yoga sirve así como de ducha mental, serena el ritmo de los pensamientos, limpia el cuerpo de tensiones, restituye los órganos internos a su plenitud debida. En suma, nos da vida o vitalidad.

Perfecto para conciliar después mejor el sueño, pues nos conecta con las partes espontáneas e intuitivas de nuestro ser, lo cual abre una puerta al campo de lo espiritual y lo onírico que nos ayuda introducirnos mejor y más facilmente en el sueño profundo.

Alternancia de la energía y el descanso: Yoga.

Súmate a nuestro grupo. Da un paso hacia una vida mejor y más plena. Practica yoga con nosotros. Sé feliz.

Om Paz.

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