Un día el Sol estaba más brillante y luminoso que ningún otro. Brillaba como nunca antes lo había hecho. El pequeño humano, mirandolo extasiado quedó durante mucho tiempo sin palabras ante su luz, hasta que un día preguntó, ¿por qué brillas?
El Padre Sol respondió: «Para derretir tus miedos hasta disolverlos, para calentar tu corazón hasta que lo sientas vibrar con fuerza incontenible, para que encuentres tu luz propia, para enseñarte el Camino al Cielo…»
Desde aquel día el pequeño humano, ya no tuvo más miedo. Supo que el sol saldría cada día, jamás fallaría, jamas se retrasaría, sería él quien marcase el ritmo de los tiempos. Tal vez hubiese días en que las nubes velaran su rostro, pero aún así, encendería cada uno de sus días, como había hecho siempre.
Ese día el pequeño humano encontró una certeza, y no volvió a tener más miedo.
Desde aquel día, el Sol resplandeció a través de Él.
Fuente: Yoga Sala Málaga