Podemos ser tentados a abandonar la alimentación sana en vacaciones. Aunque a veces nos esforcemos para no perder los buenos hábitos, es fácil olvidarlos y comprar un cono de helado aquí y allá. Sin embargo, hay maneras de vigilar lo que comemos en vacaciones.
Es el momento de cargarte de vitaminas, minerales y beta carotenos, de alimentos que te hidraten, te nutran, cuiden tu línea y hasta te proporcionen un bronceado más bonito.
Es más fácil en esta época de vacaciones consumir menos calorías o comidas livianas, que en otras estaciones no tan calurosas.
Si eliges entonces hacer un viaje en vacaciones, conduciendo tú mismo a tu destino, la búsqueda de alimentos sanos puede ser un poco más complicada. En vez de simplemente confiar en los alimentos grasientos que encuentras en tu camino, ya sea comida rápida u otro para tu nutrición, puedes optar por llevar tú algunos alimentos nutritivos en una conservadora o en algún otro recipiente fresco.
Frutas y verduras, galletas de avena, ensalada de pasta o arroz con atún, yogur y demás lácteos, y emparedados o pequeños sandwiches, son excelentes opciones para tener contigo en el camino. “El verano nos ofrece una gran selección de alimentos, entre ellos, deliciosas, ligeras y refrescantes frutas: sandía, melón, nectarina, fresas, ciruelas, melocotones, etc. Verduras súper sabrosas: tomates, elote dulce, pimientos, pepinos, judías verdes, aguacate, etc. En cuanto a carnes y pescados: Atún, sardinas, calamar, cola de camarón, conchas, langosta, cordero, etc.”.
Si te hospedas en un hotel, un buen consejo es no prestarle atención al mini bar, ya que puede resultar una verdadera tentación. Si tu hotel ofrece un desayuno puedes escoger frutas, cereales, y proteínas.
Si tu habitación tiene una cocina o microondas, también puedes considerar llevar tu propio alimento sano contigo.
Si eliges comer simplemente fuera, hazlo solamente cuando tengas hambre y en forma equilibrada. Los restaurantes sirven generalmente grandes porciones, asegúrate de comer sólo lo que necesites y no abuses en la cantidad.
También recuerda que si consideras que 4 comidas al día te resulta poco, puedes consumir pequeñas porciones de otro alimento como colación, ya que si gastas mucha energía, necesitarás el alimento y además, eso ayudará a que llegues a la próxima comida con menos hambre y comas lo que realmente necesitas.
Por eso, recuerda no saltearte ninguna comida, pero pone menos dedicación a la cena ya que tu cuerpo necesita descansar y no hacer la digestión mientras duerme, además, quema algunas calorías en un proceso mucho más lento.
Aunque puede sonar difícil, el alimentarte en forma saludable en vacaciones no es un gran sacrificio. Todo lo que necesitas es una pequeña potencia de voluntad, y dejar pasar aquellos alimentos, que sabes no son buenos para ti, sin dejar de comer aquello que realmente te gusta, pero sin hacer un hábito de éste.
De esta manera, gozarás de una alimentación sana y de un estilo de vida saludable, dondequiera que vayas. Porque además, puedes disfrutar de una dieta balanceada durante todo el año, con los alimentos que tú ya conoces, que hacen bien a tu cuerpo.
¿Cuál es el elemento esencial para una dieta sana en verano?
El agua. Las necesidades diarias de agua son 3,2 litros para los hombres y 2,3 litros para las mujeres, siempre que no existan otros factores que afecten las pérdidas acuosas como fiebre, vómitos, diarrea o sudoración intensa. El agua lo perdemos en forma de orina, heces, sudor y respiración.
No debemos beber sólo cuando estamos sedientos, sino que es aconsejable beber 1,5 o 2 litros diarios de agua, equivalentes a ocho vasos de agua de mineralización débil cada día. La ingesta de agua previene también la formación de cálculos renales y facilita la eliminación de sustancias por vía renal. De hecho, los hipertensos deben evitar las aguas muy salinas, mientras que las aguas alcalinas están contraindicadas en pacientes con litiasis renal.
Pero ¿son todas las aguas iguales? No, por ejemplo, las aguas minerales tienen en su composición más minerales que las de manantial. Por otra parte, en España ha aumentado mucho el consumo de agua envasada, aunque el consumo es muy inferior a otros países de la Unión Europea. De todas maneras la moda de ir a todas partes con la botellita de agua mineral ha traspasado fronteras, y no sólo las actrices de moda la siguen.
En verano, debemos beber más líquido, no sólo como agua sino también mediante el consumo de zumos, granizados, horchatas, café con hielo, gazpacho.
Precisamente el otro componente importante de la dieta para el verano, es la ingesta abundante de frutas y verduras. El licopeno está presente en el tomate por lo que no debemos olvidar añadirlo en la ensalada y también es conveniente ingerir naranjas, limones, albaricoques, cerezas, melocotones, melón de pulpa naranja y sandía (son también muy ricos en vitamina C).
El cabello debe ser cuidado de manera especial en verano, ya que las agresiones son múltiples: sol, cloro de la piscina, sal, viento… sin olvidar el aire acondicionado que reseca nuestra piel y pelo.
¿Qué consejos debemos seguir para cuidar nuestro pelo en verano?
1-Utilizar un champú suave de uso frecuente. Se pueden combinar champús especiales para después del sol o after-sun con efecto anti-sal y anti-cloro con champús fisiológicos que no dañan el pelo (al no contener tensioactivos no producen espuma, se debe usar poca cantidad).
2-Aclarar el pelo con agua corriente abundante siempre que se salga del mar o de la piscina y tras el lavado.
3-Es conveniente el uso de acondicionadores y bálsamos tras el lavado del cabello, que se deben aplicar sobre todo en las puntas. No precisan aclarado ni dejan residuo graso.
4-Tratar con cuidado el pelo cuando está húmedo pues es más frágil, por lo que es mejor peinarlo después de haber retirado los restos de humedad con una toalla. Lo mejor son los peines de púas anchas o cepillos de cerda natural.
5-Aplicarse una mascarilla nutriente o reparadora una vez por semana.
6-Sanear las puntas y mantener el corte antes de las vacaciones.
7-Aplicar un fotoprotector capilar con factor de protección alto; existen fórmulas en espuma, fluido o aceite que contienen agentes hidratantes. También ayuda, por supuesto, llevarlo recogido y/o usar pañuelos o gorros.
8-Olvidarse del secador lo más posible, ya que el calor añade una nueva agresión.
9-El cobre de las piscinas puede dar un color verde al pelo. Entre los factores predisponentes se incluye el daño previo del folículo piloso, el contacto frecuente con el agua clorada y el uso de champús alcalinos (hay que evitarlos al igual que el jabón Lagarto). Se puede tratar con aceite vegetal caliente, peróxido de hidrógeno o champús de penicilamina, pero lo mejor es consultar al dermatólogo.