Las clases de ciclo indoor son las nº 1 en el ranking de actividades quemacalorías y tienen fama de ser las más duras. Por algo es obligatorio ir a clase con toalla y botella de agua, ya que se empieza a sudar desde el primer pedaleo. Carlos Fuentes, máster instructor de Spinning, recomienda a sus alumnos beber un litro de agua en una hora, “20 minutos antes de la sesión hay que beber un cuarto de litro de líquido, durante la clase pequeños tragos cada cinco minutos, y seguir hidratándose después de la sesión”, dice. “Esto es fundamental para mantener un correcto flujo sanguíneo durante la clase; si no bebemos líquidos la sangre se espesa, se ralentiza nuestro entrenamiento y puede ser peligroso para nuestro corazón”, explica.
La actividad es tan fácil que siempre se realiza muchísimo ejercicio y se tiene la sensación de haber entrenado intensamente. El sistema Spinning está pensado al milímetro para ser tan eficaz como seguro para los alumnos. Si eres principiante siempre realizarás una clase de iniciación aunque el resto de participantes sean expertos.
Spinning trabaja en diferentes frecuencias cardíacas que los instructores llaman “sensaciones”, lo que permite mejorar la estructura muscular y a la vez aumentar la quema de grasas. El ciclo indoor es el deporte donde más calorías se pueden llegar a quemar en un movimiento non Impact. En una sesion de 60 minutos de Spinning una mujer puede perder hasta 600 calorías y un hombre hasta 800.
A los cuatro meses de entrenamiento básico, entendiendo ya las técnicas y sensaciones Spinning, el usuario empieza a trabajar con pulsómetro. Bajo un sistema de periodización del entrenamiento, cada participante logra sus objetivos: mejorar el sistema cardiovascular, perder peso, mejoramiento del fondo o aumento de la actividad metábolica. Spinning también ofrece programas especiales para determinados sectores de la población: rehabilitación, problemas cardíacos, obesidad, jóvenes, tercera edad y otros.
Fuente: Spinning