Libres de expectativas nos acercamos a este fabuloso encuentro y la experiencia fue absolutamente placentera, llena de ternura, amor, risas, llantos, juegos, y … ¡yoga y meditación! Ese fue el hilo conductor que nos permitió fluir con todos los imprevistos… y conectar con la creatividad de grandes y pequeños para disfrutar de un fin de semana en familia.
Ellas y ellos nos dicen….
«…vivimos una experiencia tranquila y bonita, acogedora y estimulante… Muy buena convivencia y un buen rollo total!»
Muchas gracias,
René, Erika y Luca
«Nosotros os queríamos explicar lo que nos quedó del encuentro, más que lo que nos llevamos:
Volvimos con una paz y una tranquilidad mental especial que duró los dos días siguientes. Miquel y yo acordamos aprovechar lo que estábamos experimentando. Como no disponemos de mucho tiempo ocupándonos de todos, decidimos practicar yoga cada día en casa, después del cuento de la noche.
Tenemos un comedor sin muebles con una gran alfombra. Cada noche a las nueve empiezo a encender velas, los niños en pijama me observan, cogen las mantas y se tapan. La casa oscura, ellos descansando y mirando como preparo la sala para hacer los saludos, asanas y meditaciones para cuando llega Miquel de trabajar. Así es nuestro final del día ¡tenemos mucha suerte!
Los niños también recuerdan el encuentro: cantamos hare gobinda y estoy contento. Siempre están invitados a la sesión.A veces el que menos cansado está se anima a participar. Nosotros lo hemos integrado así, partiendo de una necesidad del adulto.
Eudald me dijo ayer, mientras encendía las velas: Veo, mamá, que te gusta el yoga. Solo era necesario mirarme a los ojos para adivinarlo como lo hizo él.
Gracias a estar él presente y nosotros, los padres, al compartirlo hemos abierto una nueva y sana vía de comunicación!»
Isabel, Miquel, Eduald, Damià y Oriol
¡¡¡Gracias a todos por participar!!!