Plataformas vibratorias: ¿valen o no valen?

Muchas veces, y en muy diferentes contextos, hemos oído hablar de las plataformas vibratorias. Pero, ¿sabemos realmente cómo utilizarlas para sacarles el mayor partido posible? Lamentablemente la mayor parte de la población piensa en las plataformas vibratorias como «engañabobos», principalmente a causa de que lo único que conocen sobre ellas son los anuncios que han visto en la teletienda: en ellos generalmente encontramos a la señora «de generosa figura» y cara tristona que después de dos sesiones de 10 minutos de pie sin hacer nada en la plataforma se ha convertido en la hermana gemela perdida de Claudia Schiffer… Nada más lejos de la realidad, por supuesto; así que vamos a aclarar un poco las cosas…
¿Qué es una plataforma vibratoria?
Una plataforma vibratoria es un medio para crear inestabilidad en el cual podemos trabajar, bien de forma aislada o bien combinándolo con otros, para optimizar nuestro entrenamiento. Podemos decir que es lo que yo llamo «juguetito de gimnasio», pero en versión deluxe; y es que estas plataformas valen una pasta…
¿Son iguales todas las plataformas vibratorias?
No, podemos diferenciar entre 3 tipos:
– Plataformas vibratorias de movimiento vertical
– Plataformas vibratorias oscilantes (movimiento de lado a lado)
– Plataformas vibratorias basculantes (movimiento en 3 planos)
Es importante que entendamos que ninguna es mejor que otra per sé, sino que cada una nos sirve para realizar un trabajo determinado y diferente de los demás. Aparte de esto, sin duda podemos tener una favorita…

¿Cómo se usa una plataforma vibratoria?
Lo más importante en este punto es que sepamos que, para integrar una plataforma vibratoria en nuestro entrenamiento y conseguir optimizarlo, lo mejor que podemos hacer es recurrir a un profesional del medio y dejarnos aconsejar por él, ya sea a través de las clases colectivas (como las que los centros Holmes Place comienzan a ofrecer ahora) o mediante las sesiones de entrenamiento personal.

Imagen de blog.prowellness.com
El principio de funcionamiento de las plataformas vibratorias es la creación de inestabilidad y el consiguiente aumento de la intensidad del trabajo. Hacer una sentadilla en una plataforma basculante sólo con nuestro peso corporal equivale a realizarla en una superficie estable con una carga de 70 kg, no os digo más…
Por supuesto, no penséis que las plataformas son la panacea, y que con sólo subiros y quedaros quietos bajaréis 5 kilos: como con todo, hace falta un esfuerzo por nuestra parte y un trabajo físico. Como siempre, dejaos aconsejar por un profesional: ellos sabrán orientaros en lo que más os conviene para alcanzar vuestras metas personales.
¿Habéis probado alguna plataforma vibratoria? ¿Cuál ha sudo vuestra experiencia?

Fuente: Lady fitness

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