Concretamente «Microlitiasis renal bilateral». Además, si a esto le añadimos una «Ligera H.P o Hiperprostatitis» obtengo el diagnóstico final tras la ecografía que me realizaron la semana pasada. Traduciendo estos palabros al idioma del ciudadano de a pie se extrae que los fuertes dolores que tuve hace algo más de un par de semanas fueron ocasionados, como bien suponía, por algunos pequeños cálculos renales que ahora han quedado reducidos a lo que comunmente se denomina «arenilla». El tratamiento es muy fácil: mucha agua (joer…más todavía de la que bebo? Me parece que voy a criar ranas).
Las causas que me han llevado a esta patología pueden ser diversas, pero me decanto por una de las más importantes: una leve deshidratación arrastrada durante unos días después del triatlón sprint de Tarragona, el pasado mes de agosto. Durante esos días no bebí quizá el agua necesaria, y al terminar el triatlón, bajo un sofocante calor, lo que hice minutos después de cruzar la meta fué hartarme a beber líquido, básicamente isotónico y comer alguna que otra «porquería» (donuts y bollos). Al poco rato me vino un fuerte dolor de cabeza que generó una migraña, acompañado de un gran malestar gástrico y al llegar al hotel la gran vomitera. No recuerdo jamás en mi vida haber soltado tanto líquido por la boca y, perdón si soy un poco escatológico, vomitar hasta cuatro veces seguidas. Durante los siguientes días continué teniendo una sensación extraña en el estómago hasta que cinco días después me empezaron los dolores en los riñones y dos días más tarde fui a urgencias porque ya eran insoportables.
En cuanto al ligero aumento de la próstata, comentándolo con el doctor, puede estar ocasionado por la cantidad de horas sentado sobre el sillín de la bici a lo largo de todos estos años, aunque me comentó que no tengo por qué alarmarme ya que está dentro de unos parámetros aceptables. Por suerte, en la bici de spinning ya llevo utilizando hace algunas temporadas un asiento «antiprostático», concretamente el Ádamo Road, que también he instalado recientemente en la bici de crono y va de perlas para aliviar la tensión en esta zona tan sensible.
En lo referente a los entrenos, este mismo lunes he vuelto al horario habitual, haciendo las dos sesiones de spinning diarias, corriendo como mucho un par de días a la semana y nadando también otro par de días, con el simple objetivo de no perder demasiado el feeling con las diferentes disciplinas del tri.
Eso sí, cada vez más pendiente del móvil ya que Raquel entra esta semana en la recta final del embarazo, faltando poco más de 20 días para que salga de cuentas.