Cuando viajé las primeras veces a las ciudades sagradas de India me sorprendí al experimentar que en lugares tan remotos, y culturalmente en principio tan exóticos, me encontrara más a mi sabor que en mi propia ciudad o país. Esto ocurría así porque en tales lugares veníamos a reunirnos personas con objetivos comunes que, por encima de las diferentes lenguas que habláramos, podíamos entendernos, pues compartíamos ideas y conceptos y, por encima de las distintas costumbres o etiquetas, situábamos valores más universales…
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Fuente: Yoga Sala Málaga