El asunto de las cuerdas… es harto inquietante. No sólo por las que hay ya puestas, sino por las que pueden caer del cielo, o del techo. Gracias a Dios, o a Buda, o al Universo, el edificio de la Yoga Sala tiene unos cuantos años y yo no sé cuántas vidas, y el karma no da para más. Aunque, claro… con esto pasa como con el chiste aquél del piloto de avión a quién le había llegado la hora: su destino es estrellarse ese día y todos se estrellan sin más remedio con él. Pues eso, que el karma del maestro dice: “¡Cuerdas!”, y hala, las cuerdas son para todos y todas.
Claro que cuando llegué por primera vez a la Yoga Sala, hace ahora un año, la cosa era si cabe más inquietante. Abrían los balcones y ataban una cuerda a la barandilla de cada balcón. Yo nunca había usado cuerdas, ni tacos, ni bolsters. La palabra bolster lo primero que me trae a la cabeza es una marca de ginebra que se vendía en Melilla cuando yo era pequeño, cuya botella era una especie de cilindro de metal, justo como un bolster. Así que ataban las cuerdas a los balcones y te mandaban para allá, por parejas. Thrilling. La primera vez temí que hubiera que descolgarse o algo, pero no, afortunadamente no pasó de un susto.
Con franqueza, no sé qué me inquieta más: si las cuerdas o los ejercicios por parejas. No por nada, sino porque a veces cuesta trabajo ponerse de acuerdo. El maestro dice: “Los que ayudan, agarran al compañero por las muñecas con los pulgares boca abajo”, pero unos ponen las manos hacia arriba, y otros hacia abajo… en fin, que cuesta coordinarse. Otras veces se queda uno sin pareja y el maestro dice: “Jesús, tú ven conmigo”. Y entonces es aun peor, porque tengo que hacer el ejercicio dos veces. Evidentemente, no voy a dejar que él ocupe el lugar del principiante. Lo hago por él, no por mí: es un gesto de reverencia hacia el maestro.
Os dejo con un video muy curioso sobre Mallakhamb, una especie de yoga acrobático que utiliza cuerdas. Se dice que el padre del Mallakhamba es Hanuman (Dios Mono). También se cuenta que entre las prácticas de los yoguis, en el sur de la India, estaban las que se hacían con cuerdas, realizando posiciones de Yoga en ellas, meditando y recitando versos de sus escrituras. Por el momento, no hay noticias de que la Yoga Sala vaya a incorporar ninguna de estas prácticas.
Fuente: Yoga Sala Málaga