Lo menos que puede decirse de Will Harris es que es un personaje atípico y desde luego tiene muy poco que ver con el culturista convencional. Físicamente es impresionante y puede que sea la reencarnación más próxima del mítico Sergio Oliva, uno de los pocos hombres capaces de hacer la pose de Sergio con los brazos estirados hacia arriba y recordarlo por sus enormes brazos, dorsales inmensos y cintura de avispa.
Pero de la misma forma que Harris asegura llevar en la tierra más de tres siglos, asimismo se declara fiel seguidor de los métodos de entrenamiento del pasado, de los campeones de los años 60 y su filosofía difiere de lo que hoy es moneda corriente.
Entre sus peculiaridades destacan por ejemplo que Will en la época fuera de temporada se limita a entrenar sólo tres días por semana y en cada una de esas tres sesiones, que realiza lunes, miércoles y viernes, ataca una gran zona corporal. Por ejemplo, comienza la semana entrenando el lunes las piernas con grandes pesos, muchas repeticiones y ejercicios básicos; el martes descansa por completo y el miércoles le toca el turno al pecho con idéntica metodología. Tras descansar el jueves llega el viernes y se dedica a machacar la espalda, también con ejercicios básicos y altas repeticiones. El sábado y domingo son días de descanso y recuperación.
Durante esa fase Will no considera necesario hacer un trabajo específico para los brazos ni los hombros, partiendo de la base que con el trabajo duro y pesado que hace para pecho y espalda es suficiente para los bíceps y tríceps y lo cierto es que no debe andar muy desencaminado, puesto que sus apéndices superiores son realmente impresionantes. Otra de las particularidades de Will es que durante esa fase relajada come menos y comida ‘normal’ en su mayoría.
Luego, meses antes de subir a un escenario los tres días semanales de entrenamiento se convierten en cinco y entonces añade a su rutina trabajo específico para brazos y hombros. Hay que concederle que sus métodos son por lo menos poco ortodoxos e incluso directamente anárquicos.
El amante de los Mutantes
Will se niega a ser mediocre y gris y cada día tiene más seguidores, no sólo en el ámbito del culturismo, sino de gente que le sigue en sus pintorescas declaraciones, cuando asegura ser un Mutante y un vampiro que lleva viviendo 329 años y está en su quinta alma. Dice que nació el 23 de febrero de 1680… y se queda tan tranquilo.
“Para mí un Mutante es alguien que no quiere ser corriente. ¿Quién se conforma con ser normal y corriente? Los Mutantes se iluminan y a otros más allá de la eternidad. Es gente que asombra, que se recuerda siempre y que se admira y se teme a la vez”.
Y no sólo habla del culturismo, sino que va más allá. “No hay muchos Mutantes, pero nos podemos identificar por nuestros auras y por los que nos rodean. Además tenemos nombres propios, el mío es Apocalypse”.
No se sabe muy bien cuando habla en serio y cuando lo hace en broma, pero su personalidad es bastante única y hay que subrayar que en California cuenta cada vez con más seguidores jóvenes que llevan sus camisetas con su logotipo “World Power” y reproducen el comportamiento de Will, además de seguir su filosofía de entrenamiento.
El entrenamiento de un Mutante
Como en tantas otras cosas, en el entrenamiento igualmente Will puede pasar de un extremo al otro. Se confiesa seguidor de los sistemas de los años dorados del culturismo y durante la fase de fuera de temporada se entrena casi como un powerlifter, moviendo mucho peso, pero realizando series de muchas repeticiones para saturar los músculos y sólo acude al gimnasio tres días por semana, se relaja con la dieta y come y descansa mucho, gana peso y pasa mucho tiempo sin competir.