Fisicoculturismo: Recortarse a fondo, sin riesgos

Por Michael Sabaces

Es absolutamente conocido que el deseo por deshacerse del tejido adiposo prima entre todas las personas que se entrenan o se preocupan por su forma física. Incluso entre las que no se ejercitan regularmente existe ese mismo objetivo.

Está claro que nadie quiere el sobrepeso y todo el mundo adopta medidas para evitarlo. El problema es que con frecuencia esas medidas son ineficaces, cuando no hasta contraproducentes.
Pero lo más curioso es que incluso los culturistas, que se supone que cuentan con los conocimientos suficientes, cometen errores inaceptables y eso les cuesta la definición… y tal vez algo más.

Las sandeces que se oyen en la calle a propósito de los sistemas para perder peso, son tan increíbles y numerosas que ponen de manifiesto que la gente que no está acostumbrada al ejercicio regular, es capaz de creer cualquier cosa por peregrina que sea.

Eso sólo puede explicarse ante su falta de conocimientos de cómo funciona nuestro cuerpo, pero aún así hay bulos y sinsentidos tan absurdos, que no entiendo que nadie pueda ni siquiera tenerlos en cuenta.

Por esa falta de sentido común, aliada a la carencia de los mínimos conocimientos básicos de fisiología y biología, hace posible que den por sentado bulos como que para adelgazar hay que comer muy poco, o que se puede comer un único alimento durante todo el día aunque sea un dulce y te atiborres de él, o comer sólo de noche, o no hacerlo en absoluto en ese momento, o las dietas a base exclusivamente de caldos, o de frutas, etcétera.

Por raro que parezca un método de adelgazamiento, siempre hay quien avale su eficacia y en cuanto alguien afirme que hacer tal o cual cosa ayuda a adelgazar, siempre habrá un buen número de gente dispuesta a probarlo.

Ese tipo de conducta denota una falta de información y de formación y por eso hasta cierto punto es comprensible, pero no lo es que personas como los culturistas que llevan tiempo entrenándose, que se supone que saben como funciona el cuerpo, sean capaces de hacer a veces exactamente lo contrario de lo que tendrían que hacer cuando quieren recortarse para competir o para lucir una musculatura impresionante.

Con frecuencia, además de errar el tiro en cuanto a la pérdida de grasa, sus prácticas ponen incluso en peligro su propia salud y atentan contra el desarrollo muscular, que es su principal objetivo. Sin embargo, hay formas de recortarse a fondo de modo eficaz y sin ningún tipo de riesgo.

Empecemos por el principio.

El primer error es tener prisa por ganar volumen

Todo aquel que se entrene con una cierta regularidad sabe perfectamente que los cambios en la composición corporal no suceden de la noche a la mañana, sino que llevan un tiempo. Ni el músculo ni la grasa se construyen o destruyen muy rápido, así que tanto las ganancias como las pérdidas de peso rápidas son producto del contenido de agua.

Por lo tanto, el primer error es el de permitir ganar una gran cantidad de peso, porque la composición será en su mayor parte grasa. Lo ideal es llevar una alimentación equilibrada que permita mantener unos niveles aceptables de definición y así luego resultará más fácil definirse.
Si hay menos peso que eliminar, la cosa será más sencilla y rápida.

De cualquier forma si aceptáis que los logros necesitan un cierto tiempo, evitaréis métodos radicales empujados por las prisas. Las dietas de volumen son un desacierto, que ya no siguen los mejor informados. Las prisas para aumentar de peso son tan desafortunadas como para eliminarlo. Querer ganar masa muscular muy rápido acaba produciendo el exceso de tejido adiposo.

La falta del ejercicio cardiovascular en la rutina de volumen es otro desatino que contribuye a dificultar el mantenimiento de una definición razonable. Por lo tanto, el mayor error de planteamiento es pretender ganar más peso del debido y en poco tiempo, porque el resultado siempre es la acumulación de una excesiva cantidad de grasa corporal.

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