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Ella es Green, está apunto de parir y desde hace unas semanas, por decisión propia, ha ralentizado su ritmo de vida – hasta el punto de que ya no baja de la mesa de un salto, ha dividido el trayecto en dos trozos: de la mesa a la silla y de la silla al suelo. Cuando digo “por decisión propia”, me refiero a que no lo ha… hecho siguiendo los consejos de ninguna profesora de yoga para el embarazo, ni comadrona, ni doula,… ni nada, lo ha hecho por atender a sus propias necesidades. Y es que acercarse a lo instintivo tiene mucho que ver con el uso del sentido común. Y yo me pregunto ¿por qué insistimos en resolver a través del intelecto lo que atañe al instinto y decidimos a golpe de corazón lo que requiere razón? ¡Ese es el arte! Convertirnos en personas eficaces, que usemos cada instrumento para lo que realmente sirve. En la búsqueda de esta eficacia he descubierto el yoga, la meditación, el vivir cerca de la naturaleza y recientemente el bodythinking, y observando a Green tengo la sensación de que ella practica técnicas muy parecidas…
No voy a grabar su parto (no tengo su consentimiento), pero si observo alguna forma de actuar o de enfocar la situación que puede ayudarnos a los humanos os lo cuento 😉