En ocasiones no salen las cosas como uno se imagina. Muchos y duros meses de entrenamiento con un claro objetivo, que no era otro que el de completar este tri de distancia IM en un tiempo aproximado de 9h30′ y de paso luchar por el campeonato de España de mi categoría (30-34 años). Pero este sueño ya empezó a desvanecerse los días previos a la carrera, celebrada el 30 de septiembre.
Durante esa semana una inoportuna faringitis hizo acto de presencia y pese a cuidarme y a tratar de que no evolucionara, el estado en el que me encontraba de forma, que inicialmente era muy bueno, me jugó una mala pasada y una bajada de defensas provocó que esta afectación de la faringe desembocara en una fuerte mocosidad y flojera los 2 días previos a la competición.
Llegué a Calella el sábado por la mañana y durante ese día ya no me encontraba muy fino. Si a eso le sumamos las lluvias y la bajada de temperaturas durante toda la jornada, el resultado fue que me acosté a las 22:00h, la víspera del Challenge, con un poco de fiebre y sin tener las cosas claras sobre si iba a competir al día siguiente o no.
Sorprendentemente, después de pasar una noche un tanto inquieta, me desperté sin fiebre y animado para tomar la salida. A las 6:00am estaba en pie y poco después desayunando. Como curiosidad, el check in de la bici lo hicimos esa misma mañana todos los participantes (entre las 6:30 y las 8:00) ya que la organización lo decidió así debido al temporal que hacía el día anterior.
Al ser un triatlón de larga distancia (3.8 kms swim + 180 kms bike + 42.2 kms run) de la franquicia Challenge, las salidas son por grupos de edad, así que yo salí a las 8:45am, junto a algo menos de 300 triatletas.
Los 3800m de natación los completé en 1h01′, dentro del tiempo previsto inicialmente, y nadando cómodo desde el principio, sin recibir golpes y girando bien en todas las boyas. De momento el cuerpo respondía…
Tras una transición de algo más de 4 minutos cojo la bici y afronto los 180 kms de recorrido, con unos 700m de desnivel positivo acumulado (vamos, un circuito prácticamente llano), al que teníamos que dar dos vueltas largas (75 kms cada una) y otra más corta final (30 kms).
Había depositado mucha confianza en el sector de bici este año, ya que la había trabajado bastante y me encontraba muy fuerte a tenor de los entrenamientos de calidad que había realizado. Los primeros 75 kms lo solventé sin problemas, llevando una media de unos 37 kms/h, pero a partir de ahí me fueron mermando las fuerzas, sintiéndome sobretodo las piernas cada vez más débiles y sufriendo sobretodo en los últimos 30 kms del circuito, completando la bici en 5h14′, cuando la peor de mis previsiones estaba en 5h10′ y la más optimista en 5h justas.
Al llegar a la T2 ya veo que esto se me va a hacer muy duro ya que estaba experimentando unas sensaciones muy raras, de cansancio extremo, cosa que no había sentido nunca en ninguno de los otros 4 IM que he hecho.
Salgo de la carpa de transición, conecto el Garmin, y solo me hace falta recorrer 500m para ver que hoy no sería de nuevo finisher.
Los kilómetros pasan inusualmente lentos (entre 4’40 y 4’50, cuando la previsión era de ir a unos 4’15-4’20), pero lo peor de todo era la sensación de disnea (asfixia) que tenía y la cantidad de mocos que expulsaba y que no me dejaban respirar bien. Llego al primer avituallamiento, pasados el km5, y ahí ya me paro para hidratarme, caminar un poco y recuperar el aliento. De nuevo, me pongo a correr (bueno, mejor dicho trotar a 5’15-5’30/km) y no duro más de dos kms, abandonando la competición definitivamente en el km7 de la maratón, con mucho frío y con dificultades respiratorias.
Un palo muy grande pero como se dice en estos casos: una retirada a tiempo es como una victoria.
Como me dijo un amigo: «La preparación que llevabas nunca cae en saco roto, será la base para el próximo IM». Con eso es con lo que me quedo.. Y, cómo no, con los buenos entrenos y lo bien que me lo he pasado realizándolos este año, ya que puedo afirmar que han sido unos 3 meses, de julio a septiembre, en los que he disfrutado como un enano de la bici, de la natación y de la carrera a pie.
Por cierto, al día siguiente del Challenge fui al hospital de urgencias a que me «revisaran», ya que seguía muy débil y con mucha tos y mocosidad. Al explicarle al doctor lo que había hecho el día anterior, y tras hacerme unas placas de tórax, no sabía si darme un premio o colgarme de un pino: había llegado hasta el km7 de la maratón de un IM con una bronquitis aguda bacteriana a cuestas… Toma ya!!!