Las frutas siempre fueron una de las opciones preferidas cuando se desea perder unos kilos demás, entonces se traduce en un tema de urgencia pensando en las calorías y en no engordar; sin embargo el cambio de una comida equilibrada por una deliciosa manzana por ejemplo puede ser fatal para el organismo.
Como cualquier otro alimento, cada fruta posee una cantidad concreta de calorías y si es consumida con exageración puede también engordar, independiente del horario; en el periodo de la noche mientras dormimos el gasto calórico disminuye debido al estado basal del organismo, convirtiéndose en la villana de las personas que adoran comer poco tiempo antes de acostarse para dormir.
Si se cambia aquella comida natural de todas las noches por algunas rebanadas de piñas esperando adelgazar, se puede estar consumiendo incluso media docena; lo que vale es la cantidad que se come y su valor calórico total.
Si se consume algunos trozos de melón antes de dormir se tiene el mismo efecto que la ingesta de un alimento de otro grupo como panes o masas, aún si es una fruta con poca tasa calórica, al consumirse en exceso se llegará a engordar como si se estuviera comiendo una gran porción de dulces.
Pero la ingesta de frutas debe ser algo rutinario dentro de la dieta de cualquier persona; además de ser una buena fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes, también poseen poca grasa, son de fácil digestión y proporcionan una sensación de saciedad que se pierde cuando se toma solo el zumo que no posee la cantidad de fibras de la “fruta in natura”.
Lo ideal es consumir 3 a 5 porciones de frutas por día y no hay problema de consumirla por las noches; solo no muy próxima a la hora de dormir.
El problema de la fructosa
La fructosa recarga el hígado.
Si los niveles de glucógeno en el hígado están completos durante el día, excepto antes de tomarse el café de la mañana todo ese exceso de frutosa es transformado en grasa.
Como el hígado no quiere almacenar esa nueva grasa, ella es transportada para otras partes del cuerpo.
Lo más aconsejable es escoger frutas con poca fructosa y comerlas particularmente al despertarse cuando los niveles de glucógeno están bien bajos ayudando al hígado a almacenar la fructosa sin conversión en grasa corporal.
Acotaciones interesantes
Los vegetales contienen mucho menos frutosa que las frutas; los vegetales con más frutosa son el maíz y la patata dulce.
Entre las frutas con más frutosa encontramos las manzanas, bananas, uvas (un bote), las cerezas (1 pote), el mango, el melón, la naranja, la pera, la piña, y la sandía.
Entre las frutas con menos frutosa están el damasco, el aguacate, las moras, el higo, la papaya, el melocotón, la ciruela, la frambuesa, y la fresa.
Fuente: Ejercicios y Fitness