Ramón Almécija Tato

Desgraciadamente, por segunda vez en menos de un mes me toca contar el fallecimiento de un amigo del mundillo.

Muchos de vosotros conoceréis a Ramón por su reciente paso por Palma presentando «Global Training» el mes de Septiembre. En la noche del Martes, de vuelta a casa, un accidente de tráfico lo dejaba en coma, falleciendo en la mañana de ayer.

Os dejo con la nota que nuestro amigo y compañero de Valencia José Vidal ha dejado en su blog, con la que me siento totalmente identificado:

Sólo quería decirte que “te quiero” y que te echaré de menos. Gracias por todo.

Recuerdo con claridad cómo nos conocimos. También cómo fuimos construyendo esa complicidad sin dobleces. Porque tú nunca tuviste dobleces.

Nos unía la pasión por el “fitness” y un sueño compartido. Me enseñaste de amistad y de generosidad de las que ya no quedan. Porque tú Ramón, dabas siempre sin pedir nada a cambio. ¡Siempre sonriendo!

Mi tristeza de hoy es egoísmo porque ya no te tenemos aquí: Empujando, diluyendo asperezas o haciendo bromas a pesar de la congoja….

El viernes nos cruzamos por la carretera. Tú subías a Valencia y yo bajaba a Almería. ¿Recuerdas? ¡Nos cruzamos por la carretera! Veníamos soñando despiertos: Abriendo puertas, construyendo muros…

El sábado y el domingo yo dictaba un curso de “Fitness acuático” para la asociación de técnicos de natación de Almería. (Para otros tu competencia, pero tú eres grande). Tu dictabas global en Valencia y te llamé el mismo viernes al llegar porque no teníamos equipo de música para el curso. Y tú, con la nobleza de tu grandeza te ofreciste a conseguir uno. Así lo hiciste. Y esa misma noche y desde Valencia lo gestionaste. ¡Ahí es nada! Luego no nos hizo falta. ¡ Pero el gesto ya estaba!

El domingo charlábamos en tu tierra. Hablábamos de la importancia del tiempo dedicado a la familia y a los que nos quieren. De las locuras de “los espartanos” coche para arriba, avión o tren para abajo. No salimos el sábado porque querías estar con tu mujer…

Pero hoy, has decido descansar definitivamente.

¡La que estarás liando en el cielo! Estoy seguro de que ya los tienes a todos montando esa sala de aeróbicos con ese “otro locuelo” de Marino, que nos dejo hace bien poco. ¡Cuidad el uno del otro y esperadnos!

Hoy estoy triste Ramón. De verdad gracias por todo. Dale un abrazo a Marino. No sé en qué lucero montáis guardia. Pero siempre estaréis presentes en nuestros corazones.

¡Hasta siempre!

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