El problema número uno es la situación de las drogas. Hay demasiados culturistas tomando dosis exageradas de esteroides y por consiguiente arriesgando gravemente su salud. No sólo eso, sino que el exceso de drogas también desarrolla tanta masa muscular que ésta le roba al cuerpo su personalidad individual. ¡Todos acaban teniendo el mismo aspecto!
En el pasado podíais poner a los culturistas profesionales detrás de una cortina, colocar una luz detrás de ellos y simplemente por sus siluetas podíais identificar a cada uno con total seguridad. Hoy ya no.
Otro punto más. El culturismo necesita a un poderoso portavoz –un hombre con músculos, carisma, personalidad, capaz de hacer hazañas… uno con la habilidad de hablar en público–. En pocas palabras, necesitamos otro Arnold para representar y sacar el culturismo fuera de los sótanos, dónde está actualmente descendiendo.