En 1986 Paloma Ramos se convirtió en la primera española en alcanzar la medalla de plata en el Campeonato de Europa de Culturismo.
En los años setenta, en España, el culturismo era «cosa de hombres», como el brandy Soberano… Pero con los nuevos tiempos de democracia y liberalización se produjo un gran cambio en la sociedad y en el deporte. Y las mujeres también emprendieron una lucha por conseguir un reconocimiento en el mencionado panorama culturista. Pronto empezaron a sonar nombres como Ina Brauman, Paula Doncel, Ana María Llamas, Ana María Pompa, Carmen Elías o Paloma Ramos.
Paloma Ramos, Europeo 1984, La Haya, y entrenando en 1987. Fotos Pedro López, Archivo Agencia Febus
Paloma Ramos, la primera campeona de España
Paloma Ramos nació en Madrid, pero a los dos años se estableció, junto a su familia, en Calella. Creció en aquellos años aún marcados por una dictadura que tenía postrada a la mujer en un papel secundario, sumiso, sufrido y muy mermado en la sociedad. Pero aquella generación de mujeres, luchadoras, emprendedoras, aventureras y valientes decidieron dar un pequeño paso para ellas pero grande, muy grande para la sociedad. Decidieron encaminar una senda de lucha por unos derechos justos y merecidos. Decidieron, en definitiva, poner fin a cuarenta años de injusticia de género. Paloma Ramos fue una de aquellas mujeres que jalonaron el gran cambio estructural de la sociedad española. Empezó a entrenar de la mano de su hermano José Ramos. Y en 1982, en Madrid, se alzó con el Trofeo Olimpia Nacional, organizado por Salvador Ruiz, y con el Campeonato de España Femenino de Culturismo, convirtiéndose en la primera mujer española en conseguir tal hazaña.
A la conquista de Europa
En 1983 ganó en la Copa de España disputada en Calella. Ese mismo año, en Ibiza, se disputó el Campeonato de España, auspiciado por la recién creada AEF (Asociación de Fisicoculturismo) presidida por Rafael Santonja, donde Paloma Ramos se vio superada por una deslumbrante Paula Doncel. Un año más tarde Paloma se alzó con la victoria en el Trofeo Olimpia Nacional y, en La Haya, participó en el Campeonato Europa IFBB (Federación Internacional de Culturismo), alcanzando, de forma injusta, la 15ª plaza. Observar de cerca el gran nivel de sus competidoras le hizo perfeccionar su preparación en todos los sentidos. En 1985, en Madrid, en el Palacio de Exposiciones y Congresos se disputó una nueva edición del Campeonato de Europa IFBB. Paloma, muy mejorada quedó, igualmente de forma injusta, en 10º lugar. Ganó Juliette Meyer que poco después se alzó con el Miss Olympia, máxima competición del panorama culturista profesional de la IFBB.
Subcampeona de Europa
Los resultados mediocres -e injustos- conseguidos en el continente fueron un revulsivo para entrenar más duro y seguir trazando un camino de entrega y sacrificio hacia el éxito. En 1985 decide venir a Madrid. Comienza a trabajar en el gimnasio Francisco del Yerro, meca de culturismo nacional. Poco después se casa con el Alfonso Gómez, campeón de Europa IFBB 1988. Ello le supondrá una gran ayuda para su consagración internacional. Y en abril de 1986, en Varsovia, se convierte en la primera mujer española en proclamarse subcampeona de Europa IFBB, en el peso medio. Ese mismo año, en Singapur, queda en 5ª posición del Mundial IFBB. En mayo de 1987, en Essen, alcanzó la 3ª posición en el Campeonato de Europa IFBB, después participó en los mundiales de Reno y Puerto Rico, alcanzando plaza de finalista en ambos. .
Un gran ejemplo para el deporte español
Sin duda, el trabajo realizado por Paloma Ramos supuso el punto de inflexión en el culturismo femenino español. Años más tarde culturistas como Pastori Muñoz, Roser Fernández, Nuria Sala, Pilar Treviño o Paqui Rojas, se proclamaron campeonas de Europa de culturismo. Y lo pudieron hacer porque mujeres como Paloma Ramos abrieron el camino. Hoy, sigue entrenando y está en plena forma, demostrando que el culturismo es la mejor actividad deportiva antienvejecimiento.
Se puede encontrar más bibliografía en el libro 100 años de culturismo en España, de Lucio Doncel.