Un amigo me contó una anécdota que le sucedió en uno de sus viajes por lo largo y ancho de este mundo.
Estaba el hombre al borde de un río viendo cómo se rascaba un zorro lleno de pulgas. Por mucho que intentara echarlas, éstas habían cogido bien la posición.
Mi amigo se quedó entonces atónito al ver la astuta maniobra del zorro. Éste tomó un palo entre los dientes y fue a bañarse en el río, cuya agua estaba muy fría…
Parece que a las pulgas les gusta poco el agua y menos si está helada, así que todas pasaron al palo, que era lo único que permanecía seco. Entonces el zorro soltó el palo en el agua y regresó limpio.
Es curioso pero mi suegra me comentó el otro día que se había resfriado en el quirófano, en el transcurso de una operación, debido a que el aire acondicionado estaba muy fuerte. Así que parece que los quirófanos también están preparados para ahuyentar las pulgas.
Las pulgas, en lenguaje simbólico podrían representar aquellas situaciones que nos generan molestia, los malos rollos, las relaciones difíciles, el mal genio (también llamado malas pulgas), los pensamientos negativos, las depresiones, en general los lastres que a menudo nos impiden avanzar.
Nuestros mayores, cuando teníamos una rabieta, nos amenazaban con una ducha fría (muchos practican todavía este sistema). Podemos interpretar pues que si pasamos por un periodo difícil o si nos sentimos sobrecargados por un exceso de emociones negativas, será bueno buscar un cambio de temperatura. Darnos una ducha de agua fría o dar un giro brusco a nuestra vida. Cambiar algo para que algo cambie.
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Fuente: Regenerative Wellness