Las personas que piensan que deben tomar yogurt luego de un curso de antibióticos, y que necesitan restablecer su flora intestinal, también cometen un común error. El yogurt, para contener lactobacterias, debe ser hecho en casa y consumirse dentro de las primeras 24 horas. El yogurt que se consigue en los mercados es altamente sintético y no solución al problema de la flora intestinal, la siguiente opción es muy saludable para restablecer la flotra de manera natural y saludable
Yogurt de col:
Cortar rodajas de col y dejarlas remojando en agua por tres noches; luego licuar y beber.
Guardar una copita de col para hacer el cultivo nuevamente, agregándola a otra cantidad de col remojada en agua; ésta podrá consumirse al día siguiente. Repetir toda una semana hasta restablecer la flora intestinal.
También es útil consumir regularmente col cruda, por su altísimo contenido de lactobacterias; a su vez, la col es extraordinaria para la gastritis y para curar ulceras gástricas. Los gastroenterólogos que se han dedicado a estudiar sus propiedades sorprendentes sobre las úlceras gástricas descubrieron, entre sus principios, lo que luego llamarían la vitamina U, una poco conocida vitamina que tiene la función de proteger las mucosas del estómago y tracto digestivo, cicatrizando y combatiendo la acidez. La col es una verdura alcalina por excelencia.
Si olvidamos todo lo mencionado, y afrontamos el tema desde un punto de vista meramente práctico y científico, la leche no resulta siquiera una óptima fuente de calcio, comparada con otros alimentos más digeribles y saludables, en los que existen otros elementos que actúan sinérgicamente. Compárese, por ejemplo, el contenido de calcio en 100 g de los siguientes alimentos:
leche 118 mg
brócoli 130 mg
algas 185 mg
almendras 254 mg
sardinas 400 mg
ajonjolí 1160 mg
Otras fuentes bibliográficas le asignan hasta 1500 mg de calcio/100 g al ajonjolí (semillas de sésamo); indiscutiblemente el ajonjolí es el legítimo rey del Calcio, además nos brinda una buena fuente de ácidos grasos esenciales, que son tan carentes en nuestra dieta moderna. Recuérdese que el 95% de la población carece de ellos. El ajonjolí también contiene hierro, flúor, magnesio, potasio, yodo, cobalto y zinc. Es una buena fuente de proteínas, contiene muchos aminoácidos esenciales incluida la metionina, que no suele encontrarse en vegetales.
Debe saberse que todas las verduras verdes y oscuras son fuente óptima de calcio; es de ahí de donde lo obtiene la vaca, y también otros animales de esqueleto enorme como el elefante y la jirafa. De adultos, ellos nunca tomaron leche, y hasta ahora nadie ha reportado haberlos visto tomando suplementos de tiza o rumiando pizza con queso.
Además de calcio, las verduras verdes oscuras –como berros, alfalfa, espinaca, acelga, etc.– contienen clorofila, y en el centro de la molécula de la clorofila se encuentra el valioso magnesio. Según estadísticas de salud, este último es más carente que el calcio en la dieta, y es tan o más importante que el calcio para prevenir la osteoporosis.
En un estudio hecho en Londres se compararon diferentes grupos de mujeres con osteoporosis, unas en post menopausia y otras con TRH (tratamiento de restitución hormonal). Se encontró que ninguno de los grupos presentaba bajos niveles de calcio, pero sí de otros nutrientes vitales para la formación de hueso, como magnesio y zinc. El cuerpo requiere el doble de magnesio con respecto al calcio para que la bioquímica de la formación ósea funcione óptimamente. El 60% de las reservas de magnesio en el cuerpo está en los huesos. Fuentes ricas del mismo son las verduras verdes, nueces, higos y limones.
Hubo otro estudio en el que dos grupos de mujeres fueron examinadas respecto a su densidad ósea. A un grupo se le administró TRH y magnesio; al otro grupo, TRH únicamente. Después de nueve meses, la densidad ósea de las mujeres que sólo tomaron TRH no mostró ningún aumento, mientras que las que tomaban magnesio aumentó en 11% su densidad ósea.
Estados Unidos exhibe los niveles más altos de consumo de leche pasteurizada, pero también la mayor incidencia de osteoporosis. Más productos lácteos son consumidos en EE.UU. que en el conjunto de los demás países del mundo; e igualmente los estadounidenses lideran el mundo en enfermedades degenerativas. La osteoporosis obedece a un conjunto de razones; los factores de riesgo son: sexo femenino, raza caucásica y asiática, vida sedentaria, depresión, toxicidad con metales pesados (en particular las ollas de aluminio), uso crónico de antibióticos de amplio espectro, fumadores y consumidores regulares de café, dietas ricas en fosfatos, mujeres multíparas y mujeres nulíparas.
El apoyo nutricional debe incluir comidas ricas en minerales, especialmente fuentes no lácteas de calcio, magnesio, vitamina K (necesaria para producir osteocalcina, proteína que incrementa la absorción de calcio; esta vitamina se produce por la flora intestinal; debe tenerse cuidado con los antibióticos, el agua con cloro), boro (necesario para absorber el calcio), manganeso (necesario para producir matriz de colágeno de los huesos), zinc (necesario para crecimiento de huesos), cobre, cromo (normaliza los niveles de azúcar en la sangre; la mala regulación de azúcar fomenta la pérdida de masa ósea), ácidos grasos esenciales (necesarios para la producción de hormonas) y vitaminas del complejo B.
Poniendo de lado nuestro egoísta deseo de mantener una buena salud, el consumo de leche resulta siendo poco respetuoso de la ecología. En el Perú, tan sólo el 2,6% del territorio nacional es apto para agricultura; el resto es desértico, montañoso andino o de selva amazónica, donde los suelos son demasiados ácidos para aprovecharse. Pero no se alarmen: ese pequeño porcentaje de tierra cultivable puede alimentar a todo el país, y quizá varias veces. Pero sabemos que la población mundial crece a un ritmo vertiginoso, y que en un futuro no muy lejano, faltará espacio. Esto ya está ocurriendo en Argentina, donde el ganado tiene que desplazarse cada vez más lejos, para ceder espacio a las demandas crecientes de la agricultura. En Inglaterra, alrededor del 60% del territorio es utilizado para criar ganado vacuno, ovejas, puercos o aves. El costo de producir un kilo de carne o un kilo de queso es mucho mayor –en espacio, tiempo y consumo de agua– que el de producir un kilo de proteína vegetal de la misma calidad. Quizá en el futuro, para alimentar a la humanidad, tengamos que prescindir un poco de la leche, no por ética, salud o religión, sino por economía, geografía y sobrepoblación… Un importante porcentaje de la deforestación en el mundo ocurre para obtener espacio para criar ganado. Recuérdese que cada año un área similar a la de toda Bélgica es deforestada.
Para terminar, quiero hacer notar que el que escribe lo hace de manera independiente, y que no comercializa ajonjolí, calcio, magnesio o zinc.