La otra cara de la cruz ,es la que se esconde ,cuando el mundo nos hace creer poderosos, en un reino, que gobernamos a través del egoísmo.
¿Hacia dónde vamos en soledad?. Hacia el mismo lugar, pero sin tener consciencia de ello.
Nos aterra la disolución, de aquello que afanosamente perseguimos y por lo que perdimos la inocencia ,con la que sonreímos por primera vez, al entrar en el mundo.
Mientras camino observando, el piso húmedo y espumoso del mar en la orilla, puedo sentirlo: no tengo más que esto, y es tanto…
En lo cotidiano, suelto las amarras y sólo me dejo llevar por aquello que alimente la fe, el amor y el amparo ,de esta suave sensación de ligereza, cuando no realizo juicios ,acerca de lo que ha pasado y dejo atrás, todo resentimiento, que orada ,el libre fluir de los instantes tibios, de flores lilas y gotas de rocío.
En los brazos y en las risas de mis chicos, me tiendo, para descubrir ,que son ellos , quienes me sostienen, y no yo.
Y sé que te extraño,… pero en cada abrir y cerrar de ojos, te siento en la vida ,que brota con cada amanecer.
Adriana Paoletta