Kick boxing, un deporte de chicas

Entre los deportes que practico el kickboxing tiene para mí un sitio de honor que merece una mención especial. Comencé a asistir a clases hace tiempo, pero tuve que dejarlo debido a las circunstancias, y lo retomé hace cosa de un año: desde entonces, para mí es una de las mejores maneras de mantenerme en forma, y espero ansiosa mis dos clases semanales.

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Casi todas las mujeres del gimnasio me miran con cara «rara» cuando me ven con los guantes y las protecciones saliendo del vestuario, y la verdad es que en clase somos sólo dos chicas frente a un buen número de chicos. Pero creo sinceramente que el kickboxing requiere unas cualidades que en general el género femenino tiene más desarrolladas que el masculino, a pesar de que tradicionalmente este deporte (y los deportes de contacto en general) se han asociado a los hombres.

Una clase de kickboxing es muy exigente desde el punto de vista de la resistencia: esto, en principio, no debería ser un problema para las mujeres, que pasan la mayor parte de su entrenamiento sobre las máquinas de cardio. Personalmente, el hecho de ser profesora de Ciclo Indoor me exige un nivel de resistencia cardiovascular alto, de modo que ese punto está cubierto.

Además el kickboxing exige una buena coordinación de tren superior e inferior que, según mi experiencia como profesora de baile, es una cualidad que suele estar más desarrollada en las mujeres que en los hombres (ellos mismos lo afirman: podéis escuchar a cualquier chico decir «es que yo no coordino» como razón para no ponerse a bailar). La flexibilidad, sobre todo a la hora de realizar las patadas hacia el tren superior del adversario, es otra de nuestras ventajas en este deporte. La velocidad de reacción de las mujeres es análoga a la de los hombres y, en cualquier caso, se puede entrenar.
Por último, lo que sí puede ser una desventaja para nosotras es la fuerza, pero es algo que podemos entrenar a través del trabajo con peso libre o con máquinas. Yo no tengo mucha fuerza, y debería entrenarla más, pero os puedo asegurar que mi compañera de clase pega tan fuerte como muchos de nuestros compañeros, aún sin ser demasiado alta ni corpulenta. Por otro lado, contamos con la ventaja de la «caballerosidad» de los chicos, que no se atreven a pegar fuerte a una mujer por miedo a hacernos daño, mientras que nosotras les atizamos sin miedo lo más fuerte que podemos.

Imagen de cafepress.com

Por todas estas razones, os animo a que lo probéis: descargaréis adrenalina, realizaréis un entrenamiento completo y os sentiréis genial al terminar, os lo aseguro.
Y tú, ¿practicas o has practicado kickboxing?

Fuente: Lady fitness

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