Ayer, en la pausa de comida del trabajo, comentaba con mi compañera Carolina la dureza de algunas pruebas físicas del mundo del deporte y me enseñó el siguiente vídeo:
Como podéis apreciar, el vídeo habla por sí mismo. El Ironman es, con permiso del Ultraman, la prueba más exigente del Triatlón, y consiste en 3’86 km de natación, 180 km de ciclismo y, por último, una maratón (42 km), a realizarse con un límite de 17 horas.
La pregunta a realizar sería «¿merece la pena pasarlo mal (mal de verdad, como las chicas del vídeo) por acabar una prueba?». La respuesta de muchas personas sería un «sí, sin duda», y merecen todos mis respetos: la gente que se dedica exclusivamente al deporte y que basa su vida en ello siente que es realmente importante acabar una prueba como esta, sin tener en cuenta el dolor. Sin embargo, para una persona aficionada al deporte, para la que existen otras prioridades, quizás lo mejor sea pasarlo bien durante la prueba y tener un bonito recuerdo del esfuerzo que realizó.
¿Qué os parece?
Fuente: Lady fitness