Instantes, para vivir juntos.

Siempre creemos que la vida es algo intangible, inabarcable, incomprensible, en su vasta dimensión. Y en parte ,lo es. Lo trascendente nos excede ,con su misterio ineludible y vasto.

Cuando huímos de lo cotidiano, del concreto instante que se nos aproxima , en toda su caleidoscópica diversidad, no podremos entrar , en la puerta ancha del día, deseando otra vivencia, que jamás aparecerá.

Forzar el instante, es dañar la trama delicada , de lo que debes vivir; a pesar de la fricción dolorosa de los hechos, de la impermanente entrega de felicidad.

La vida es vida ,en pequeños fragmentos humanos. Imperfectamente ,nos relacionamos ,con quien nos acompaña un tramo y otro ,de nuestro caminar.

La memoria , es ese caleidoscopio ,que sólo trae lo que has resaltado en intensidad: sabores añejos y dulces, olores amargos e intensos, caricias evanescentes rozadas en la mañana, saludos apasionados, lágrimas que no cesan, sonrisas inmersas en la búsqueda del cielo de una hamaca, balanceándose tan lejos junto a tu ilusión.

La vida es todo lo que ves y lo que no ves, lo cercano y lo lejano, lo distante y también lo que te encuentra. Te roza y se escapa, golpea y acaba, vuela y se eleva, te humedece y agradece en su fresca avidez.

Fragmentos.
Intentos sin acabar.
Imperfectos instantes, para vivir juntos ,buscando el amor de dios en lo pequeño , sin saber , que hoy tus alas , me liberan hacia ti.

Adriana Paoletta

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