El pasado mes de Febrero nuestro Dpto. Técnico encontró una noticia muy interesante en elmundo.es, en el que hablaban de un estudio en el que se demostraba que el taichí ayudaba a mejorar la estabilidad de pacientes con Parkinson, y hemos querido compartirlo con vosotros.
La media de edad de los participantes era de 68 años. Todos presentaban un diagnóstico clínico de enfermedad de Parkinson suave o moderado; sufrían problemas motores como temblores, ridigez o bradiquinesia (lentitud de movimientos); tomaban medicación para la enfermedad y podían caminar o permanecer de pie sin ayuda.
Los autores del trabajo, de distintas instituciones médicas de Oregon (EEUU), dividieron a los voluntarios en tres grupos, cada uno asignado a una actividad: un programa periódico de estiramientos, un plan de ejercicios de resistencia o sesiones de taichi. Los tres tipos de ejercicio se llevaron a cabo en sesiones de 60 minutos, dos veces a la semana, durante seis meses.
Plan de entrenamiento
El protocolo exacto que se utilizó en el estudio no está descrito en la publicación del ‘New England’. Según explica a ELMUNDO.es Fuzhong Li, del Oregon Research Institute y principal autor del trabajo, los monitores emplearon un folleto que recoge el plan de entrenamiento, entre ellos los ocho pasos del ejercicio que debían aprender los pacientes.
El documento concreta también los seis puntos en los que hacer «énfasis durante el entrenamiento»: movimientos de tronco; balanceo del tobillo; desplazamiento del peso del cuerpo; movimientos con las articulaciones del tobillo; coordinación entre los ojos y las manos y ejercicios de respiración.
Los investigadores evaluaron a los participantes al comienzo del estudio y al cabo de tres y seis meses. Durante este tiempo, los pacientes siguieron con su rutina habitual (incluida la práctica de ejercicio adicional). Según los resultados, el grupo de taichi estaba significativamente mejor que los otros dos.
La principal referencia para medirlo fue un indicador llamado «estabilidad postural«. Se evaluó según los límites que podían alcanzar los pacientes al realizar una serie de movimientos sin desplazar el centro de gravedad del cuerpo o caerse, y el control de la dirección del cuerpo durante la actividad.
Al cabo del periodo de estudio también se observaron diferencias significativas en otros problemas comunes. Por ejemplo, el número de caídas fue menor entre los que hicieron taichi: un 67% menos que el grupo de ejercicios de estiramiento, y ligeramente inferior respecto a la actividad de resistencia).
Tres meses después de concluir la investigación, los resultados se mantenían. En el trabajo, según explica Fuzhong, no se midió la curva de aprendizaje de los ejercicios de taichi. «Sin embargo, al analizar los datos, no vimos una mejora clara hasta después de cuatro meses», explica el investigador, que considera que este tiempo puede reflejar el tiempo necesario para aprenderse los movimientos.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/02/08/neurociencia/1328726537.html
Fuente: Ingesport Noticias