Desde hace algunas semanas vengo encargándome de nuevo de la clase de 20’30 a 22’00 (lunes y miércoles). Lo considero una buena oportunidad. Me está dando ocasión para algunas reflexiones.
Clase predilecta para los que, tras una larga jornada laboral, necesitan mover el cuerpo para luego descansar y desconectar la mente antes de conciliar un buen sueño reparador.
Quien realiza un trabajo físicamente esforzado, luego puede ducharse para descansar el cuerpo. Quien realiza un trabajo eminentemente intelectual o mental, con el cuerpo parado o casi quieto durante horas, necesita activar los huesos, los órganos y músculos, para darse una ducha mental. ¿En qué consiste la ducha mental, o ducha pránica, o ducha de energía?
Nuestro cerebro está configurado en capas (como de cebolla), la actividad racional la realiza la capa más fina y exterior, que es como la piel del cerebro. A través de la práctica del yoga profundizamos en la inteligencia, aplicándola a la comprensión del movimiento del cuerpo y ese movimiento sutil que es la respiración. Esta inteligencia se desarrolla con las capas más profundas, espontáneas, irracionales e intuitivas de nuestro cerebro, que tienen relación con los instintos, lo onírico y lo creativo. El cambio de foco en nuestra actividad mental y cerebral desde lo intelectual hacia lo intuitivo supone una verdadera ducha para la parte racional de nuestro ser y da energía hacia lo intuitivo y creativo imprescindible no sólo para nuestro día a día, pero también para conciliar luego el sueño.
La práctica del yoga es una bendición para la salud, nos aporta alegría, serenidad y optimismo. Nos da inteligencia profunda. Armoniza todas las áreas de nuestro ser. Sitúa las cosas en su correcto orden, donde un cuerpo relajado y enérgico, una mente serena, progresivamente van creando unas mejores condiciones de vida.
Ven a probarlo, serás bienvenid@. (La primera clase de prueba es gratuita)
Fuente: Yoga Sala Málaga