BENDITAS CONTRACTURAS
Jordi Jarque – sábado, 06 de septiembre de 2008
Estilos de Vida | página nº 20
El dolor es molesto y la sensación de impotencia por la limitación del movimiento es desagradable. Quien más quien menos la ha sufrido, pero gracias a ellas se abre un nuevo mundo que aporta claves del estado emocional.
LOS CASOS MÁS AGUDOS SON LA PRINCIPAL CAUSA DE BAJA LABORAL
Nadie se alegra al sufrir en sus propias carnes una contractura, pero según los expertos es lo mejor que puede pasar para evitar males mayores. En este punto están de acuerdo traumatólogos, acupuntores, homeópatas, quiroprácticos, psicólogos y un largo etcétera. Para el sufridor no es un motivo de alegría, pero es lo que hay.
¿Y qué hay? De momento un montón de personas contracturadas. «Yo diría que todo el mundo tiene contracturas o las ha tenido», indica el doctor Andrés Combalía, médico especialista en cirugía ortopédica y traumatología, y en medicina de la educación física y el deporte. Y, al menos en España, los casos más agudos son la principal causa de baja laboral, «aunque se trata de una patología banal en el 95% de los casos. El resto, el 5%, puede tener un problema importante, como una hernia discal, una artrosis degenerativa de los huesos que afecta a las vértebras o el típico latigazo cervical provocado por un accidente de tráfico. A pesar de esta gran incidencia, nunca ha habido un simposio sobre contracturas», se lamenta el doctor Combalía. «Es como si los propios especialistas no le diéramos importancia. Es habitual escuchar ´No pasa nada, es una contractura´ y, en cambio, la limitación de la movilidad es evidente, dolorosa y molesta». Un cajón de sastre, vaya.
Si los médicos no le dan demasiada importancia y en cambio afecta a tanta gente, ¿qué es exactamente una contractura? «Es una respuesta protectora del organismo para evitar un mal mayor y que consiste en un aumento involuntario y persistente del tono muscular», comenta Alfons Vinyals, osteópata y director del Observatorio de las Terapias Naturales. El músculo no se relaja y queda contraído.
«Esa contracción involuntaria limita un movimiento que en caso de haber continuado hubiera podido producir un mal mayor (por ejemplo, un desgarro). Un susto también provoca esa contracción involuntaria, o las décimas de segundo antes de un accidente, que no deja de ser un susto. Esta situación que asusta es una tensión concreta de estrés», asegura Vinyals. Por eso, «cualquier tipo de alteración ya puede producir una contractura», señala el doctor Combalía. En esa misma línea, Emili Estivill, director de la Escuela de Shiatsu, afirma que según la medicina china ningún dolor aparece por casualidad: «Siempre hay una razón más profunda».
ALGUNOS PROBLEMAS ESTÁN ASOCIADOS A UNA EMOCIÓN NO EXPRESADA
Haya una razón más profunda o no, se han de considerar todas las posibilidades, resalta Ángel López, experto en acupuntura y shiatsu. «En las contracturas he observado tres posibilidades. Por una parte el uso excesivo de un grupo muscular. Todos tenemos un punto débil donde se produce la contractura cuando hay un sobreesfuerzo. En un segundo nivel están las contracturas que se producen por estrés emocional. Las frustraciones o el estar harto de una situación causan este tipo de contracturas. Afectan sobre todo a los meridianos del hígado y la vesícula biliar. Se manifiestan por ejemplo en una contractura del trapecio. Y, por último, las contracturas por falta de energía. Son las de tipo lumbar y afectan a los meridianos relacionados con el riñón. Entonces habrá que estimular algunos puntos para que la energía vuelva a fluir». Anna Pla, doctora en Medicina y homeópata, también tiene presente si la contractura se produce en la zona alta o baja de la espalda, en el lado derecho o izquierdo, y si se da en las extremidades, manos, brazos o pies, piernas. «Esto nos orienta hacia el medicamento más oportuno. Según el caso se puede administrar árnica, rhustoxicondendron, ignatia, bryonia, nux-vomica, lycopodium, belladona… con la ventaja de que no tienen los efectos secundarios de los antiinflamatorios y relajantes alopáticos», indica la doctora.
Ignacio Montero-Ríos, psicoterapeuta, experto en terapia craneosacral biodinámica y quiromasajista, se centra en si la contractura tiene un origen traumático o no. En el primer caso está claro, «es cuando por ejemplo alguien resbala y se lesiona una rodilla, o a raíz de un esfuerzo descomunal se le produce una hernia discal, o bien realiza un trabajo que implica una acción corporal repetitiva. Ante este tipo de causas, la terapéutica que aplicar puede ser más sintomática y local mediante analgésicos, sean alopáticos, homeopáticos, fitoterapéuticos, que pueden ayudarnos a paliar el dolor. Si esto no fuera sufi ciente o lo que tenemos es ya una lesión (una hernia discal), necesitaremos de una terapéutica que nos devuelva el equilibrio o entrar en un quirófano. Ambas opciones son válidas pero si deseamos alejarnos de la segunda posibilidad, entrar en quirófano, tendremos que implicarnos en lo que nos está pasando y buscar ayuda. Las terapias manuales como la acupuntura, la terapia craneosacral biodinámica, la técnica Aisso (acción isométrica sistémica sostenida), la osteopatía, etcétera, son otras maneras de abordar la patología corporal contando con la capacidad de recuperación que tiene nuestro organismo». Cuando la contractura no tiene un origen traumático, Ignacio Montero-Ríos la denomina de origen endógeno. «Hace referencia a diferentes patologías que están instauradas sin que haya mediado una causa traumática. Por ejemplo, cuando alguien padece contracciones musculares con mucha frecuencia y sin embargo su trabajo es sedentario. O se padece una ciática recurrente desde hace tiempo que se manifiesta sin que haya aparentemente motivo alguno. También puede pasar que se tenga una o dos hernias discales y jamás se haya hecho un gran esfuerzo físico. Estamos hablando de un cuadro de dolor que no responde a una causa externa, sino que es endógeno y por lo tanto sistémico, es decir, comprende al sujeto por entero en todas sus manifestaciones: psicológicas, caracteriales, posturales y hábitos alimentarios. Procurar su salud va a implicar una toma de conciencia de lo que está pasando y un cambio. La persona tendrá que implicarse en su enfermedad y en su proceso de cura. Si atiendes lo que el cuerpo indica, entonces la sintomatología va desapareciendo».
MUCHAS PATOLOGÍAS SE HAN PRODUCIDO TRAS UNA RUPTURA O UNA DISCUSIÓN CON LA PAREJA
Queda patente que aun hablando de un mismo síntoma (por ejemplo una hernia discal), «la forma de abordar clínicamente esta disfunción será diferente si su origen es traumático o endógeno». Para Montero-Ríos la emocionalidad retenida provoca contracturas. Dice que la memoria emocional se refl eja en la musculatura y en el organismo en general.
«Al menos, el 85% de las contracturas están asociadas a alguna emoción no manifestada», afirma Francesc Marieges, kinesiólogo, experto en medicina china y en programación neurolingüística (PNL). «De hecho la kinesiología es la ciencia que estudia el movimiento del ser humano». En su origen se ceñía exclusivamente al estudio mecánico y neurológico de los movimientos musculares para aplicar una terapia reparadora, sobre todo entre los profesionales del deporte. «Pero se dieron cuenta de que había una parte emocional muy importante asociada a las contracturas que si no se trataba no avanzaba la recuperación». Francesc Marieges asegura que la emoción que produce más dolencias es la rabia, y generalmente se manifesta a través de la contractura del romboides. En segundo lugar se encuentra «la sensación de incapacidad, de estar harto de una situación que no se puede sostener, de frustración, y esto se ve en las contracturas que se producen en los trapecios». Alfons Vinyals señala que las principales emociones que producen contracturas son «el exceso de responsabilidad o asumir las cargas que no son tuyas, que se manifiesta en la zona de las cervicales; los miedos, en la zona dorsal; las frustraciones, en la zona lumbar, y la ira, espasmos intestinales y en el recto».
Manuel López, fisioterapeuta, osteópata y acupuntor, indica que muchas de las contracturas que trata se han producido tras una ruptura o una discusión con la pareja. «Esta tensión produce un bloqueo energético. Por eso primero intento restaurar la fluidez de la energía con acupuntura y después continúo con un masaje». También hay posturas de yoga que permiten eliminar algunas contracturas. «Aunque es bueno intentar recordar qué me produjo la contractura. Las emociones tienen su raíz psicológica, pero se manifiestan en el cuerpo», afirma Joaquín García Weil, licenciado en Filosofía y profesor de yoga en Málaga.
Así que tanto en el metro como en la calle, en las ofi cinas o en casa, estamos rodeados de personas rabiosas y frustradas, aunque muchas de ellas no sean conscientes de su situación. «La alexitimia es la dificultad para leer nuestras emociones. Como no nos damos cuenta, lo sufre el cuerpo. De alguna manera tienen que salir al exterior. O lo verbalizas o lo saca el cuerpo», comenta Juan Pedro Ramírez, doctor en Medicina y jefe de estudios de homeopatía y naturopatía de Cenac. «Precisamente por esto se producen las contracturas, porque no se es consciente de estas emociones, se lleva un tipo de vida y unas rutinas que no son las más adecuadas. Las contracturas se dan sobre todo en los países desarrollados. En Europa, el 90% de las bajas laborales son por contracturas en la espalda. Ir de tiendas, caminar dos o tres kilómetros sobre el asfalto es fatal. Sobre todo si se camina con chanclas, ahora que se han puesto tan de moda entre los jóvenes. Produce microcontusiones. En cambio, si se camina por la playa o por el campo, el pie se va moviendo para adaptarse al piso irregular, y eso produce unos micromasajes que son muy beneficiosos», resalta Emili Estivill.
ABANICO DE POSIBILIDADES
El mundo globalizado no sólo afecta a los medios de comunicación, al mundo económico o al mundo de las ideas y de las modas. Los tratamientos, las terapias o la manera de entender la manifestación de una enfermedad también se alimentan de ese intercambio global. Juan Pedro Ramírez hace una síntesis de una gran parte de los tratamientos que actualmente se llevan a cabo para las contracturas. «Requiere un preciso diagnóstico previo», asegura. No están todos. Pero es una aproximación.
CONTRACTURA DEL DIVORCIADO
«Es una anécdota. Pero en los treinta años que he estado pasando consulta he podido comprobar una peculiaridad del esternocleidomastoideo (un músculo del cuello) que se da en algunos pacientes. Es lo que yo llamo la contractura del divorciado», comenta Alfons Vinyals. Y lo nombra así porque en los hombres se bloquea el esternocleidomastoideo de la izquierda y, en las mujeres, el de la derecha. Según dice Vinyals, «en la medicina china la parte derecha del cerebro está regida por el principio yin, que es lo femenino, lo intuitivo, y la parte izquierda por el principio yang, que es lo masculino, la lógica, el raciocinio. La parte derecha del cerebro rige la parte izquierda del cuerpo y viceversa. Es habitual que en un recién divorciado surja un conflicto con su antagonista. Pongamos el ejemplo de un hombre. Estará en conflicto con la parte femenina, con el yin de su cerebro. Como esa parte del cerebro rige la zona izquierda del cuerpo, implica que al hombre se le contracturará la parte izquierda del cuello. Y en el caso de la mujer será la parte derecha de cuello. Esto es la teoría. Lo interesante es haberlo podido constatar». Vinyals aclara que no a todo divorciado le pasa esto, ni mucho menos. Ni tampoco pasa sólo a los divorciados. Todo conflicto que pueda surgir en la pareja puede implicar la contractura comentada, asegura Vinyals.
HAY QUE EVITAR SER RÍGIDO, INFLEXIBLE Y OBSESIVO
Las contracturas señalan que algo hay que cambiar de nuestra vida. Sean los hábitos o las emociones, los alimentos o los ritmos. Tal vez estaría bien ensayar otro estilo de vida. Para empezar el doctor Juan Pedro Ramírez destaca unas tipologías propensas a las contracturas, más que nada por si alguien se ve refl ejado y quiere cambiar algo. «Quienes peor lo tienen son los perfeccionistas». Son poco flexibles y demasiados estrictos en el cumplimiento de las normas. «Quieren ser el número uno; en lugar de encarnarse a sí mismos, quieren encarnar al ser perfecto; son personas obsesivas. Después están quienes buscan el éxito a toda costa; es su prioridad en esta vida. Los que buscan el poder y nunca pueden mostrar debilidad alguna. También están los que tienen miedo al abandono. Los que viven el mundo desde fuera, como meros espectadores, sin participar, sin implicarse. Y miedo al qué dirán», termina por decir Juan Pedro Ramírez.
Menos mal que en el aspecto médico la contractura no es nada grave, como se recogía al principio del reportaje. «Mejor masaje que pastillas. Mejor prevenir las contracturas. Mejor reeducar las posturas. Pero nuestra medicina está montada más para el tratamiento que para la prevención», recuerda el doctor Combalía. Una vez más habrá que buscar el utópico equilibrio entre cuerpo y mente. E ir cambiando.
Fuente: Yoga Sala Málaga