Schwarzenegger es, aparte de una estrella del cine, una especie de mesías del fisicoculturismo que vino al mundo con la misión de «promover este deporte y la salud». Por eso, el Míster Olimpia en los años 70 creó el Arnold Classic Europe, la cita más importante a nivel continental de esta disciplina, que reunió en Madrid a 25.000 personas.
Con los profesionales de bodybuilding estaba Manuel Manchado. El madrileño, de 41 años, 1,67 y 98 kg, estaba pletórico por llegar a la cita en su «primer año profesional». Manchado cuenta su estricta preparación: «Me alimento cada dos o tres horas para llegar a las ocho comidas al día. Tomo 200 gramos de carne o de pescado en cada una. Además metemos arroz, patatas…». Confiesa que es casi un monje: «Durante los cuatro meses que te preparas debes dejar tu vida social y a tu familia para competir».
Pese a sus 41 años, Manchado, que trabaja en un gimnasio, no es un veterano del bodybuilding, un deporte en el que «destacan los maduritos y donde resulta complicado profesionalizarse en España». «Al no considerarse deporte olímpico es más difícil», dice Manchado: «La diferencia con los amateurs es un mundo».
Las claves de esta competición son «simetría, tamaño y calidad muscular», cuenta Antonio León, juez internacional. Para lucir, los deportistas embadurnan su cuerpo de tinte para «que luzca más». Para los hombres existe un rasero diferente que para la modalidad femenina, el fitness. «Más allá de la competición, esto es un estilo de vida. Comes sano y tu gimnasio es vital», comenta la amateur Amalia Escobar. Un gran resumen de la filosofía Arnold.
Fuente: bodybuilding