Fue uno de los mejores competidores juniors del deporte español, ganando campeonatos nacionales y el europeo de 1979. Su línea estética jalonó su gran clase
Antonio Chaparro en 1984. Fotos de Pedro López, Archivo Agencia Febus
Antonio Chaparro formó parte de la elite culturista nacional en los 70 y 80. En un tiempo donde el culturismo presentaba unas líneas más equilibradas, simétricas, proporcionadas, naturales y estéticas, él fue, sin duda, uno de sus máximos exponentes. Lo ganó todo, en su etapa junior, pues su gran línea global y calidad muscular eran excepcionales. En la segunda mitad de los ochenta abandonó la competición, sin embargo muchos le recuerdan como el Frank Zane español. No olviden que Frank Zane fue tres veces ganador del Mr. Olympia en los 70, y fue considerado como el culturista más estético de la época.
Sus inicios
Antonio Chaparro nació el 27 de diciembre de 1958, en Puente Genil, Córdoba. Cuando tenía 5 meses su familia se trasladó a Madrid. De niño se aficionó a las películas de gladiadores y de Tarzán, protagonizadas por el culturista Gordon Scott. Poco después adquirió varios ejemplares de la revista York, publicación de culturismo mexicana, y de Las Pesas. Leyendo esas revistas y libros especializados se hizo un apasionado del deporte del hierro. Siendo un adolescente empezó a entrenar en casa, con la ayuda de unos tensores y unas pesas. Con 17 años, cuando terminó de estudiar COU, se inscribió en el gimnasio de Salvador Ruiz, allí estuvo un año hasta que emprendió un nuevo camino en el gimnasio de Francisco del Yerro.
Sus primeras victorias
Antonio Chaparro debutó, en 1977, en el Trofeo Olimpia, organizado por Salvador Ruiz, quedó último. Sin duda, fue un acicate pues en 1978, siendo junior, se alzó con el subcampeonato en su talla, y poco después haría lo mismo en el campeonato de España. Pero su gran año fue 1979, ganó el campeonato de Madrid y el de España. Antonio Chaparro terminó su etapa junior con la victoria en el Europeo, disputado en Offenbach, culminando así un gran palmarés. En su etapa senior también tuvo buenos resultados, destacando su gran actuación en Trofeo Olimpia 1984, donde quedó tercero, detrás de Enrique Torrent y Francisco del Yerro, que ganó, y en el Campeonato del Mar Mediterráneo donde alcanzó puesto de finalista, con la mejor estética del campeonato.
Los años 70, años duros para el culturismo
Antonio Chaparro vivió varias etapas características del culturismo español. La primera, en los años 70, donde todo era muy difícil y complicado. El culturismo estaba marginado, y era una actividad poco aceptada por la sociedad. Para los culturistas fue muy duro en todos los sentidos, muy especialmente en la rama de la suplementación dietética. Salieron al mercado los primeros batidos de proteínas en polvo, de sabor horroroso, muchos decían que parecían yeso, sin embargo, eran consumidos por sus beneficios para construir tejido muscular. Poco a poco, la cosa cambió, en los 80 el culturismo empezó a ser más aceptado por la sociedad, se produjo un verdadero boom, se abrieron muchos gimnasios, y se empezaron a fabricar batidos de proteínas, más solubles y ricos, lo que facilitó la senda nutricional de los culturistas.
Con Francisco del Yerro y Salvador Ruiz en Conan
Antonio Chaparro es de los pocos culturistas españoles que competía siguiendo los parámetros de Francisco del Yerro y Salvador Ruiz. Entrenaba dos veces por semana cada grupo muscular, entonces no se hacían ejercicios aeróbicos, sí, abdominales todos los días, en ayunas a las 7 de la mañana, luego después de desayunar hacía un grupo muscular, y por la tarde otro. Ya en el año 83, le preparó el desaparecido Doctor Ramón Llistosella, que le marcó cambios en el entreno, dieta y suplementación. También, junto a Francisco del Yerro, Salvador Ruiz, Steve Shabaneh, Dino Camerlengo o José Luis Ayestarán, paticipó en el rodaje de Conan, EL Bárbaro, protagonizada por Arnold Schwarzenneger en 1980.
Una vida dedicada a la docencia
A finales de los 70 Antonio Chaparro comenzó a trabajar como monitor de sala en el Francisco del Yerro, entonces Gimnasio Olimpia III, de ahí pasó al gimnasio Manhattan, también en Madrid. Su dedicación tan exclusiva a impartir sus conocimientos a sus alumnos le restó tiempo para poder seguir en la competición. Incluso fue de los primeros en aplicar la informática, con programas que él mismo diseñaba para optimizar sus métodos docentes. Hoy sigue entrenando, abogando por un culturismo natural, más estético, equilibrado e inteligente, y cultivando su mente con una de sus pasiones: la lectura.
Vídeo de Antonio Chaparro: