Uno de los aspectos más sugestivos del Yoga es su carácter práctico y útil. Cuando pensamos en el ejercicio de la fuerza y la energía de nuestro cuerpo en un sentido amplio, el Yoga comprende más que la mera capacidad para moverse o levantar peso. La práctica de las asanas y pranayamas ejercitan el cuerpo en su totalidad, no sólo la estructura ósea y muscular, sino la fisiología toda.
Desde este punto de vista, en el Yoga se busca el desarrollo de las cinco fuerzas o energías de nuestro cuerpo, que son:
1ª Prana. Este es el nombre que recibe en general la energía en nuestro cuerpo y fuera de él. Específicamente llamamos prana a la fuerza responsable de la absorción y asimilación de aire, agua y alimentos. También, desde la perspectiva psicológica, es la energía que se ocupa de asimilar las impresiones sensoriales que nos llegan a través de los sentidos. Los centros de prana se sitúan, por tanto, en la cabeza. El sentido de su fuerza es entonces descendente hacia el interior, desde la cabeza, hasta el resto del organismo. Es la energía que mueve la respiración y la ingestión de alimentos.
2ª Udana. Se corresponde con la fuerza muscular. En cierto modo tiene un sentido opuesto a prana, pues se ocupa del movimiento ascendente hacia el exterior, como la exhalación y el habla (también los movimientos ascendentes para vaciar o limpiar el estómago). Los centros energéticos de udana se localizan en la región de la garganta y el cuello.
3ª Vyana. Es la energía encargada del movimiento hacia el exterior desde el centro (centrífugo o expansivo). Sus centros de energía se localizan, por consiguiente, en el corazón o el pecho y también en los brazos. Corresponde también con el movimento expansivo de la sangre arterial. Desde el punto de vista del Yoga, tiene un sentido de extensión o estiramiento.
4ª Samana. Del mismo modo que por vyana se distribuye la sangre arterial por todo el cuerpo, samana es la responsable de la vuelta de la sangre venosa hacia el corazón, así como de todo movimiento centrípeto, es decir, desde el exterior hacia el centro. Samana es la fuerza responsable de la digestión y el metabolismo, de la asimilación y el almacenamiento de nutrientes. Su centro energético es el abdomen, sobre todo el ombligo. El tejido adiposo está en correspondencia con esta fuerza.
5ª Apana. Su centro de energía se sitúa en el bajo vientre. Tiene un sentido descendente hacia el exterior. Es la fuerza encargada de la excreción. Los tejidos que se le corresponden son los de la estructura ósea.
Desde una perspectiva filosófica, podemos decir que esta es sólo una división conceptual en categorías. La realidad, también la realidad de nuestro organismo, es múltiple y variada. En cualquier caso, es muy interesante esta clasificación de la energía humana en cinco fuerzas porque nos permite comprender los efectos positivos de la práctica del Yoga sobre su desarrollo a través de las asanas y el pranayama.
Si te interesan ampliar información estos asuntos puedes leer:
Ayurveda and marma therapy. Energy points in Yogichealing
de Frawley, Ranade y Lele. Lotus Press. Twin
Lakes, Wisconsin, 2003.
Lakes, Wisconsin, 2003.
Fuente: Yoga Sala Málaga