El Yoga y las emociones
En mi blog, gracias a las herramientas que la tecnología nos brinda, decidí realizar una encuesta acerca de los motivos que nos condujeron hacia el yoga (*). Conforme iba redactando las respuestas que me parecían más mayoritarias, consideraba que «la salud», «la forma física» o «la relajación» resultarían las más votadas. Desde el principio me sorprendieron los resultados que la encuesta iba arrojando. A la fecha de hoy, la respuesta mayoritaria ha sido: «el equilibrio emocional» con un 60% de los votos.
Las contracturas y las tensiones que hay en nuestro cuerpo pueden tener varios motivos. Cuando tengo alguna contractura procuro recordar qué me la produjo. En ocasiones el motivo es un movimiento mecánico y repetitivo, como las que se realizan en las bricolages caseros de serrar, lijar, atornillar, etc. Otras veces la tensión puede provenir de la inmovilidad en una posición (generalmente sentados en una silla o butaca) mientras ocupamos nuestra mente en una tarea intelectual absorbente como conducir o despachar asuntos de oficina. Un órgano interno en desequilibrio puede provocar también tensión refleja en algún músculo vecino por el hábito de contraernos como protección.
Además de estos motivos o sumado a ellos, a veces las tensiones de nuestro cuerpo provienen de un reflejo emocional ante los sucesos exteriores (casi siempre de relaciones personales) que nos afectan. En ese momento nos convertimos en sujetos pasivos. “Sujetos” porque no tenemos libertad frente a los acontecimientos o vaivenes de los días. Y “pasivos” porque padecemos las pasiones o las emociones.
Las emociones tienen su raíz psicológica, pero se manifiestan en el cuerpo de un modo más o menos sutil: primero en los órganos (como se viene señalando desde el Dr. Edward Bach y más recientemente por Dahlke), y también en las tensiones musculares y desequilibrio articular y óseo, lo cual, a su vez afecta a todas las funciones fisiológicas como la respiración, la circulación o la digestión.
No se equivocan, a mi juicio, los lectores de mi blog que acuden al Yoga en busca de equilibrio emocional. Pues del mismo modo que las emociones mueven el cuerpo, el movimiento voluntario y consciente del cuerpo modifica de un modo beneficioso nuestras reacciones emocionales. La práctica de las yogasanas es una buena oportunidad para establecer, mediante la actividad mental consciente sobre el cuerpo, la voluntad y la libertad. Apoyando pies y manos sobre el suelo, sustentándonos sobre el abdomen, isquiones, hombros o cabeza podemos movernos el cuerpo, estirarlo, equilibrarlo y fortalecerlo. No creándonos una “armadura emocional” sino observándonos y aprendiendo de las reacciones burdas o sutiles de nuestro cuerpo ante los vaivenes de la mente, seremos capaces de ganarnos un espacio ante las reacciones emocionales impulsivas. Podremos entonces actuar de un modo más consciente y sereno.
Joaquín García Weil
También hay posturas de yoga que permiten eliminar algunas contracturas. «Aunque es bueno intentar recordar qué me produjo la contractura. Las emociones tienen su raíz psicológica, pero se manifiestan en el cuerpo», afirma Joaquín García Weil, licenciado en Filosofía y profesor de yoga en Málaga.
Esta es la encuesta a la que se refiere el artículo, también publicada de nuevo en este mismo blog.
Gracias por la atención.
Fuente: Yoga Sala Málaga