En España generalmente se incluye la meditación entre las técnicas de relajación utilizadas en psicoterapia. Sin embargo, un cuerpo extenso de documentación experimental afirma que la meditación posee características cognitivas, fisiológicas y psicoterapéuticas propias, diferenciándose claramente de la relajación en cuanto a la procedencia, los efectos genéricos y específicos, las formas y los métodos de aplicación. La meditación puede producir efectos diferenciales en el sistema nervioso, sobre todo a largo plazo y, por tanto, ofrece posibilidades para apli-caciones terapéuticas en psicología clínica.
Los modernos fármacos ayudan a controlar los síntomas, y las psicoterapias cada vez más específicas mejoran los problemas de base, sin em-bargo, lo que además se necesita son disciplinas que mejoren la relación de la persona consigo misma. La evidencia experimental pone demanifiesto a la meditación como una de estas disciplinas y, por tanto, nos hace preguntar porqué no se ha extendido aún más su uso. Desde 1996, el National Institute of Health de los Estados Unidos recomienda a los médicos que acepten la meditación como tratamiento eficazpara el dolor crónico, ansiedad, ataques de pánico, insomnio, síndrome premenstrual e infertilidad (Carlin y Lee, 1997). Puede que en nuestro país, la etiqueta que se ha puesto a la meditación como algo «místico» o algo relacionado con religiones ajenas al cristianismo, ha resultado en la poca aceptación de esta técnica no religiosa ni mística que, encima, se ha practicado en formas levemente diferentes dentro de la fe cristiana durante cientos de años.
Conviene abrirse a la evidencia de que la meditación puede ser clínicamente útil en determinadas psicopatologías, así como ser un instrumento que ayude en mejorar la salud psicológica.